Charmaine Sarpong se dedica a ayudar a los demás. Pero cuando se le diagnosticó un cáncer de mama en 2006, las tornas cambiaron. Ahora era ella la que pedía ayuda.
A los dos meses de su diagnóstico, los médicos se dieron cuenta de que el tratamiento estándar no funcionaba en su caso y que el cáncer se estaba extendiendo a la columna vertebral. Charmaine se vio obligada a dejar su trabajo. Comenzó lo que se convertiría en una búsqueda de esperanza a tiempo completo, buscando opciones para entrar en un ensayo clínico.
Después de inscribirse en su primer ensayo clínico, pronto se dio cuenta de que tampoco funcionaba. Entonces encontró un segundo ensayo clínico en el MD Anderson de Houston, en el que se probaba una nueva terapia que se mostraba prometedora en pacientes como ella. Los médicos le dijeron que tendría que ir al MD Anderson cada 6 semanas, lo que suponía un viaje de de 5 horas en cada sentido. En ese momento, Charmaine estaba dispuesta a hacer cualquier cosa, el problema era el problema era el gasto. Su marido dejó de trabajar debido a una condición de salud que estaba luchando, y su cuenta de ahorros fue y su cuenta de ahorros se estaba agotando. Para complicar aún más las cosas, el ensayo clínico pronto que viajar dos veces al mes.
El patrocinador del ensayo no ofrecía nada en términos de reembolso de viajes, así que cuando una trabajadora social le habló a Charmaine de la Fundación contra el Cáncer Lazarex, dice que fue el máximo alivio. "Tengo un presupuesto ajustado, pero sigue siendo una dificultad financiera pagar la gasolina, los peajes, el aparcamiento y el hotel cada vez que viajo al MD Anderson. Tengo una discapacidad... y no puedo permitírmelo. Tener la ayuda de Lazarex es un salvavidas. Es extraordinario".
Actualmente, aunque sus cifras son buenas, el sistema inmunitario de Charmaine está comprometido. Aunque está agotada por el ensayo clínico, sabe que puede seguir luchando mientras Lazarex esté a su lado. "Hay que luchar...", dice, "y como Lazarex está de mi lado, puedo hacerlo".
