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La historia de Ricardo

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Ricardo

A Ricardo le encanta servir en el ministerio, especialmente como líder de su parroquia en Nueva Cuyama, California. Ricardo es una persona optimista, con una gran fe y que se preocupa profundamente por los demás, así que cuando recibió la mala noticia sobre su salud, lo primero que pensó fue: ¿cómo afectará esto a sus seres queridos?

El dolor de Ricardo empezó en la parte baja de la espalda. Se dio cuenta de que tenía un problema en los riñones. Su médico le envió a un urólogo que le operó de cálculos renales... pero el médico pronto descubriría un problema mayor. Una radiografía y una tomografía computarizada revelaron un tumor en el hígado de Ricardo. Era cáncer. En fase 4. "Los cálculos renales me salvaron la vida. Sin ese problema, no me habrían hecho las otras pruebas", nos cuenta Ricardo.

Reflexionando sobre las muchas situaciones difíciles de su vida, Ricardo dice que cuando recibió el diagnóstico, su primer pensamiento fue cómo preparar a su mujer y a su familia. Le preocupaba más la reacción de su familia que el miedo a su propia mortalidad.

Ricardo dejó su trabajo como ministro, se acogió a la invalidez y comenzó su tratamiento contra el cáncer. Sin embargo, al cabo de seis meses estaba claro que el tratamiento no estaba funcionando. De hecho, Ricardo recuerda que su médico le dijo que no era nada optimista. "Me dijo que quería ser sincero conmigo: no tenía muchas esperanzas". Ricardo cuenta que su médico le dijo que nunca utilizaría las palabras "curado" o "sanado".

Pero después de saber que el tratamiento estándar le fallaba, Ricardo pronto recibiría una noticia esperanzadora: era apto para un ensayo clínico de inmunoterapia en el Centro Oncológico Norris de la Universidad del Sur de California. Ricardo dice que le dijeron que "podría funcionar o no". Pero estaba dispuesto a intentarlo para salvar su vida.

Ricardo fue aceptado en el ensayo a través de una asociación entre la Fundación del Cáncer Lazarex y la USC conocida como IMPACT (Improving Patient Access to Cancer Clinical Trials) en la que se ofrece a los pacientes el reembolso de los gastos de viaje a sus ensayos clínicos. Ricardo dice que los reembolsos fueron de gran ayuda y dice que no sabe si habría considerado un ensayo clínico si no hubiera estado expuesto a IMPACT.

Para llegar al tratamiento, Ricardo viajaba desde el condado de Ventura hasta la USC dos o tres veces al mes para recibir tratamiento. Son tres horas de ida y vuelta cada vez.

Después de 5 años en el ensayo clínico, las oraciones de Ricardo fueron escuchadas, el tumor en su hígado se redujo de 15 cm a 2 cm. Lo hizo tan bien que sus médicos le han retirado del ensayo clínico y le han puesto en otro.  

Ricardo dice que se siente tan bien que puede salir a la calle y cultivar el jardín con regularidad y pasar más tiempo con la familia. Todavía no puede trabajar, pero dice que hay tiempo. Es optimista y está agradecido por la oportunidad del ensayo clínico, y a Lazarex IMPACT por el reembolso que le permitió participar.