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La historia de Todd

todd

Esta historia fue escrita por Todd en septiembre de 2007.

El lunes 12 de febrero de 2007, entré en el trabajo y no me sentía bien. Más tarde, por la mañana, tuve un ataque y me llevaron al hospital Sarasota Memorial Hospital de Sarasota, donde se descubrió que tenía un tumor cerebral.

Al ser operado para extirparlo el 15 de febrero, el cirujano descubrió que en realidad se trataba de un tumor maligno conocido como astrocitoma astrocitoma anaplásico. Los médicos no pudieron extirpar todo el del tejido tumoral, ya que parte de él se encontraba en la región del guión motor del cerebro, que controla el movimiento.

Como resultado de la ubicación del tumor, después de la cirugía, quedé paralizado en mi lado derecho. No sólo tuve que concentrarme en la de tener un tumor cerebral, sino que también tenía que centrarme en ser poder mover el brazo y la pierna derecha de nuevo. Después de horas de intensa terapia y determinación, mi cerebro y mi lado derecho están de nuevo funcionando como uno solo.

Como no se extirpó todo el tejido tumoral, tras la operación, también me sometí a radiación y quimioterapia. Sin embargo, en sólo seis semanas, sin embargo, el tumor volvió a crecer.

Mis médicos me remitieron al Centro de Tumores Cerebrales Preston Robert Tisch del Centro Médico de la Universidad de Duke para el tratamiento con Avastin®, un un medicamento experimental contra el cáncer cerebral. Durante el tratamiento, necesitaría que estar en Duke cada dos semanas para una infusión de 30 minutos de la medicamento, y se esperaba que el tratamiento durara entre 10 y 12 meses.

A pesar de varias apelaciones al seguro, no conseguimos que nos aprobaran los tratamientos aprobados. Decidimos seguir adelante con el tratamiento de todos modos. Esta decisión significaba que tenía que viajar de Florida a Carolina del Norte Carolina del Norte al menos 24 veces durante el año siguiente, lo que supuso un coste significativo para mi familia.

Poco después de comenzar los tratamientos en la Universidad de Duke, recibí la increíble noticia de que el tumor había desaparecido. Todo lo que queda se conoce como los "dedos" o vasos sanguíneos a los que estaba unido el tumor, y más recientemente, esos también se están disipando. La hinchazón, que contribuyó a las convulsiones, también ha desaparecido. El tratamiento continuará en Duke para el próximo año para asegurarse de que el tumor no intente volver a levantar su fea cabeza de nuevo.

Sin el apoyo de la Fundación contra el Cáncer Lazarex, no sólo estaría centrado en mi salud, sino en las dificultades financieras. Estoy siempre agradecida por el apoyo que la Fundación contra el Cáncer Lazarex ha dado a mi familia. No es una posición fácil. Ser el que está en necesidad es una experiencia muy humilde.

Mi familia y yo nos sentimos increíblemente bendecidos por haber encontrado la Fundación Lazarex Fundación contra el Cáncer y tratar de poner nuestro agradecimiento en palabras es muy difícil. La generosidad de la Fundación contra el Cáncer Lazarex ha ayudado a a aliviar gran parte del estrés financiero que hemos estado enfrentando como resultado de la acumulación de facturas médicas y gastos de viaje.