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La historia de Chad

Chad Hickley

En el verano de 2007, Chad Hickey, que entonces tenía 23 años, se embarcó en lo que pensaba que sería una nueva aventura en el paraíso. Tras cerrar su negocio y empacar su vida, voló a su nueva vida en Hawai. Sin embargo, la aventura iba a tener un rumbo diferente al que había planeado. Poco después de llegar a la isla, notó que su salud declinaba. Experimentó una gran fatiga, pérdida de energía y a veces se encontraba en un mar casi profundo sin poder mover los brazos. Fue entonces cuando buscó más atención médica y, tras unas cuantas pruebas, se confirmó que tenía una leucemia linfoblástica aguda. Soportó varias rondas de quimioterapia en 2008, pero en abril de 2010, justo 3 semanas antes de terminar un tratamiento de 2,5 años, Chad tuvo una recaída completa. Esta vez la quimioterapia por sí sola no sería una opción viable y Chad tuvo que trasladarse a San Francisco para someterse a un régimen experimental en la UCSF. Comenzó el tratamiento previo y la búsqueda de un donante de médula ósea. Durante las siguientes cinco semanas, Chad y su prometida Anna se reunieron y se sometieron a una rigurosa quimioterapia mientras planeaban una boda. Erin, la hermana de Chad, era compatible y se fijó una fecha para el trasplante de médula ósea.

Mientras el miedo y la lucha continuaban, también se avecinaba un problema financiero. Chad acababa de terminar de pagar los primeros años de facturas médicas y ahora se enfrentaba a mucho, mucho más. Las semanas en las que trató de encontrar un lugar para que él y Anna se quedaran mientras recibía tratamiento en San Francisco arrojaron pocas opciones. Con una deuda cada vez mayor y sin poder encontrar una vivienda, Chad y Anna se pusieron en contacto con Lazarex a través de Tiffany, de los Servicios Sociales de la UCSF. Lazarex pudo ayudarles a encontrar y cubrir los gastos de tener un lugar donde alojarse en una ciudad lejos de casa. Gracias a esta subvención, Chad y Anna pudieron tener un hogar lejos de su casa y, pocos días antes del trasplante, se casaron con un gran peso menos. Chad lo expresó mejor en su blog...

"...hay lágrimas en esta lucha... lágrimas de todo tipo. Desde hace más de tres años me encuentro en momentos bajos que ofrecen poca luz al final del túnel. Diré sin embargo que en este tiempo ha habido manos tendidas que de ninguna manera podré agradecer. Imagínate que piensas que lo has perdido todo a los 23 años en Hawai y luego, unos días antes de que vuelva el amor de tu vida, te das cuenta de que puedes perder más de lo que podrías imaginar. Que un desconocido, esta Fundación contra el Cáncer Lazarex nos permita tener un hogar y un espacio durante la lucha más dura de mi vida, pues es algo que nunca podré agradecer lo suficiente. Hoy estoy agradecida por estas lágrimas.... “

En la actualidad, Chad lleva seis meses tras el trasplante y está lidiando con los efectos secundarios normales. Él y Anna pueden por fin pasar algún tiempo a solas mientras ella es su enfermera a domicilio y su sistema de apoyo. A pesar de los efectos secundarios y las dificultades que continúan, han encontrado la felicidad en la creación de una vida juntos a través de esta aventura y están eternamente agradecidos a Lazarex por permitir y facilitar un entorno doméstico.

Pacientes como el VIP de este mes, Chad, se benefician de un apoyo como éste cada día. Por favor, ayúdanos con quien creas que puede estar interesado en Lazarex.