Estaba desayunando con mi novio en el Waffle House de Woodstock, GA . Acabábamos de sentarnos en un puesto cuando un hombre de más o menos mi edad se acercó y me preguntó si tenía o conocía a alguien que estuviera luchando contra el cáncer. En ese momento llevaba puesta mi camiseta de la Fundación contra el Cáncer Lazarex. Le contesté: "Sí, las dos cosas". Dijo que tenía algo que le gustaría compartir, así que le invité a sentarse a mi lado. Había sido tratado de cáncer hace unos 7 años, tras años de diagnósticos erróneos. Se sometió a una dura operación, seguida de un régimen más duro de quimioterapia con cisplatino, un fármaco de quimioterapia muy potente. Dijo que después de sobrevivir al tratamiento de quimioterapia podía atravesar el fuego del infierno y salir sonriendo.
Pero lo que quería compartir era esto: las manzanas. Durante el tratamiento, apenas podía ingerir alimentos o mantenerlos en su interior. Descubrió que las manzanas se toleraban bien y comía unas 10 al día, obteniendo todos los nutrientes y regulando la fibra. Les atribuye el mérito de haberle ayudado a mantenerse lo suficientemente sano como para sobrevivir a su tratamiento. Dijo: "Dile a tu gente que luche por el bien y que empiece a masticar". Así que comparto su historia. Su nombre es Michael Jackson, fontanero en un centro médico local. Salió para ir a trabajar, con una gran sonrisa en la cara: "Porque", dijo, "puedo". Tuve que componerme cuando se fue.
por Karen Ambrogi, Directora de Comunicación de la Fundación contra el Cáncer Lazarex
