Tras perder a su propio padre a causa del cáncer, Tom se dio cuenta de lo difícil que era para los pacientes oncológicos llegar a sus tratamientos. Así que, en 2012, cuando Tom tuvo la oportunidad de llevar voluntariamente a los pacientes a sus citas, se apuntó.
Durante ocho años, Tom fue voluntario, dedicando sus años de jubilación a ayudar a los demás. Cuando las citas duraban unas horas, Tom esperaba en una cafetería cercana y leía. Cuando las infusiones duraban todo el día, dejaba a los pacientes en casa y volvía a recogerlos. Tom llevaba a desconocidos hasta una hora de distancia y le gustaba tanto que siguió haciéndolo incluso cuando se mudó a otro estado.
"Mi padre murió de cáncer, así que sabía lo duro que podía ser el tratamiento", dice Tom. "También quería hacer algo que ayudara directamente a la gente, y conocí a las personas más increíbles".
Entonces, en octubre de 2020, las tornas cambiaron. A Tom le diagnosticaron cáncer cerebral, un linfoma raro y de rápida evolución. Tras meses de agotadores tratamientos, el cáncer remitió. Un año después, una pequeña mancha volvió a aparecer. Una vez agotados los tratamientos locales, la mejor oportunidad de sobrevivir para Tom era un ensayo clínico al otro lado del país, en Boston. El viaje sería arduo y costoso. Tom y su mujer, Dona, tendrían que conducir dos horas hasta St. Louis; coger un vuelo a Boston; ir en Uber a un hotel; pasar la noche; recibir tratamiento; volver al aeropuerto; y volar a casa.
Dice que le parecía imposible: "Estamos jubilados y vivimos de una pequeña pensión y unos ingresos fijos. Vivimos modestamente, así que volar a Boston, conseguir hoteles y transporte... todo eso era muy desalentador".
Por suerte, los médicos de Tom conocían una organización que podía ayudar: Lazarex Cancer Foundation. Fundada por Dana Dornsife, que perdió a su cuñado de cáncer, Lazarex es la única organización benéfica pública del país que ayuda a las personas a encontrar y acceder a ensayos clínicos que salvan vidas. Lazarex interviene donde las compañías de seguros no lo hacen, reembolsando a los pacientes hasta el 100% de los gastos de viaje.
Con la ayuda de Lazarex, Tom consiguió su plaza en el ensayo clínico y pudo llegar hasta allí. Tom y su mujer empezaron a viajar a Boston cada tres semanas, y Lazarex les reembolsaba cada viaje. Tras meses de agotadores viajes y tratamientos, los ensayos empezaron a dar resultado, reduciendo el tamaño del tumor de Tom. En la actualidad, Tom se encuentra tan bien que ha retomado muchas de sus antiguas actividades, incluido el voluntariado. Dice que tiene que agradecérselo a Lazarex. "Lazarex nos ha salvado la vida. No podríamos hacer esto sin ellos. Ellos lo hacen posible y me dan la oportunidad de recibir el mejor tratamiento posible y la oportunidad de retribuir."
Ahora, Tom tiene grandes planes, entre ellos volver a conducir a pacientes con cáncer. Y cuenta con una herramienta más para ayudarles: su experiencia de primera mano con Lazarex. Está decidido a correr la voz, para que otros sepan que la fundación está ahí para ayudar.
"Sé que voy a superar esto", dice Tom entre lágrimas. "Creo que puedo superarlo y ayudar a otros. Quiero que la gente sepa que la carga económica del cáncer puede ser extrema, y entiendo que algunas personas renuncien a un tratamiento adecuado porque es duro. Pero hay personas y organizaciones dispuestas a ayudar. Y quiero que más gente las conozca".
