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COVID -19 ha cambiado la vida para siempre... No volvamos a ser como antes

El reto es integrar la telemedicina en la atención sanitaria.

Por Marya Shegog, PhD, MPH, CHES: Coordinadora de Equidad Sanitaria y Diversidad, Fundación Lazarex contra el Cáncer

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La vida ha cambiado para siempre. COVID -19 cambió inexorablemente el universo. Es increíble que este pequeño virus haya cambiado el mundo. Hace poco más de un año hubo muchas personas que enfermaron, algunas sobrevivieron y otras no. Fue un periodo desgarrador. Todos los que tenían acceso se fueron a casa y se quedaron en casa. Cerramos nuestras puertas y no teníamos dónde ir. Ni siquiera al trabajo. Las luces se apagaron en la franja de Las Vegas, quizá por primera vez, pero sin duda una de las pocas veces que ha ocurrido. No había espectáculo de la fuente en el Bellagio y el tráfico era inexistente.  

Muchos de nosotros tardamos en llamar a nuestros seres queridos para ver cómo estaban y nos sentimos coartados por la cuarentena en el mantenimiento de relaciones largamente distantes. De repente, las reuniones, fiestas y encuentros virtuales eran lo más seguro y responsable. Muchos de nosotros asistimos por primera vez a demasiados funerales virtuales y muchos más lloraron solos la pérdida de seres queridos.

Pero hay un resquicio de esperanza.

Durante al menos los últimos siete años, la telemedicina ha planteado retos: para qué puede utilizarse, cómo puede implantarse, quién la pagará y las siempre persistentes consideraciones de la HIPAA. Este avance tecnológico se ha visto obstaculizado por la política y el dinero. Mientras tanto, la gente ha luchado por conseguir la atención médica mental y física que necesitaba dentro de los límites de las restricciones de COVID

Con la aparición de Covid-19 el proceso superó por fin el punto de inflexión y se eliminaron los obstáculos. Se establecieron los sistemas y las políticas para que las personas recibieran un diagnóstico sanitario virtual, un seguimiento y cierta supervisión. Los responsables políticos dejaron por fin de preguntarse quién iba a pagarlo y salieron de la Edad Media para darse cuenta de que los cuidadores pueden prestar atención aunque no estén en la consulta. Igualmente importante, los cuidadores tuvieron que modificar sus prácticas y aprender nuevos sistemas para adaptarse a la amenaza del virus y a la necesidad de una atención médica continuada.

La medicina de telemedicina proporcionó una plataforma para la evaluación, apoyó la evitación de los hospitales, la educación sanitaria y la atención a la salud mental. Facilitó el acceso a la atención sanitaria a través de las inclemencias del tiempo y llegando a las zonas rurales. Inspiró a las empresas que siguieron estableciendo nuevos ensayos clínicos de medicamentos a lo largo de la pandemia para integrar la telemedicina en sus protocolos y, por tanto, reducir la carga del participante. Los protocolos ampliados alivian los desplazamientos de los pacientes con cáncer que reúnen las condiciones necesarias y deciden participar en los ensayos clínicos de medicamentos. Sirve para eliminar una barrera a la participación y apoyar la diversificación de la población de pacientes que optan por los ensayos clínicos.

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La confianza en la idea de que las minorías no participan en los ensayos de medicamentos fue desmentida. De forma metódica y deliberada, los creadores de la vacuna Moderna demostraron que podían conseguir una población diversa, incluso en un protocolo acelerado, con más del 20% de los participantes que representaban minorías(https://www.modernatx.com/covid19vaccine-eua/providers/clinical-trial-data). Aunque las cifras demográficas no reflejaban la población actual de Estados Unidos, eran mejores que la mayoría de los ensayos clínicos actuales.

El reto no es volver a la "normalidad" o a cómo las cosas "solían ser". El reto es seguir integrando la telemedicina en la atención sanitaria:

  • Exigir políticas y sistemas de pago/reembolso más inclusivos.
  • Exigir a las empresas farmacéuticas una mayor diversidad en sus ensayos
  • Integrar las tecnologías vestibles en los ensayos clínicos
  • Reducir la carga de los pacientes para recibir asistencia sanitaria

Por último, y lo más importante, establecer la idea de que el descubrimiento de medicamentos no debe ser un acto político. Los nuevos fármacos para hacer frente a condiciones cruciales que amenazan la vida, como el cáncer, deben ser diseñados para las poblaciones que experimentan la condición y un fármaco probado para trabajar en una población no es un fármaco aprobado para su uso en los Estados Unidos.

La biografía de la Dra. Marya Shegog puede encontrarse aquí.